2 Reyes 5:1: El rey de Aram sentía una gran admiración por Naamán, el comandante del ejército, porque el Señor le había dado importantes victorias a Aram por medio de él; pero a pesar de ser un poderoso guerrero, Naamán padecía de lepra
En esta historia nos encontramos con un comandante del ejército Sirio llamado Naamán quien a pesar de ser el autor de importantes victorias para su nación, ahora padece una enfermedad que en su tiempo era incurable llamada lepra.
Ante los ojos humanos no había nada que hacer, solo le quedaba espera que su cuerpo comenzara a corromperse poco a poco hasta que le llegara el dia de su muerte. Hasta que un día, una de sus empleadas le recomendará a su esposa que fuera a visitar al Profeta Eliseo y a través del siervo de Dios podría recibir su sanidad.
2 Reyes 5:9-10: Entonces Naamán fue con sus caballos y carros de guerra y esperó frente a la puerta de la casa de Eliseo; 10 pero Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra,
Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! dijo. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara!
Muchas veces nosotros tenemos unas expectativas de cómo queremos que Dios se manifieste y conceda lo que pedimos o lo que creemos necesitar, y cuando no lo hace de esa forma nos ofendemos o nos enojamos.
Pero olvidamos que nuestra visión e inteligencia es limitada y que Dios es soberano y opera como Él entiende es mejor para nosotros. En ocasiones Dios obra inmediatamente, en otras tarda un poco más, en otras él obra de manera convencional y en otras de maneras inusuales.
2 Reyes 5:13-15: Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor,13 si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”». 14 Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!
Muchas veces Dios quiere probar nuestra obediencia y nuestra confianza en Él. Si desobedecemos nos perderemos el milagro, mas si somos obedientes podemos ver grandes milagros en nuestra vida. ¿ Está obrando Dios en una manera que no esperabas en tu vida? ¿ Él Espíritu Santo te está guiando en una dirección diferente a la que deseabas?
No le cierres las puertas a Dios, obedece su palabra y dirección, confía en Él y posiblemente verás el milagro que necesitas, simplemente vendrá con un cambio de envoltura.