Alguna vez has estado en un lugar o situación incómoda y te preguntas ¿Por qué? A nadie le gusta sentirse como una cucaracha en baile de gallinas. Pero en la mayoría de las ocasiones, si es Dios quien nos coloca ahí, te aseguro que tiene un propósito.
Quiero presentarte un ejemplo de las escrituras.
Ester 4: 14: Si callas en un tiempo como este, Dios salvará a los judíos de alguna otra manera, pero tú y tu familia morirán. ¿Y quién sabe si no es para ayudar a tu pueblo en un momento como este que has llegado a ser reina?».
Aquí la reina Ester estaba en una situación de vida o muerte, ¿Por qué? En esos tiempos nadie podía presentarse delante del rey sin una invitación, ni aún ella siendo la reina. Era un riesgo enorme, pero la vida del pueblo judio dependia de ella ya que un hombre malvado llamado Aman convenció al rey Asuero de exterminarlos.
Aman odiaba el pueblo de Dios y se las ingenio para verlos muertos a todos. El pueblo judio aparentaba no tener nadie que los defendiera, pero en ese momento Mardoque, tío de Ester supo que la reina podía salvarlos.
Así que por 3 días pidió que su pueblo ayunara a favor de ella. Cuando al cabo de esos 3 días se presentó delante del rey Asuero, no solo la recibió, sino que le ofreció concederle una petición sin importar cual fuera. Esto le abrió la puerta a Ester para interceder a favor de su pueblo.
El pueblo judio fue liberado del exterminio y Ester se convirtió en el instrumento que Dios utilizó para librarlos. Hoy te pregunto, ¿En qué lugar o situación incómoda te encuentras? Si fue Dios quien te permitió estar ahí, no preguntes, ¿Por qué? sino ¿para qué?,
Dios tiene un propósito contigo, así que ora y pide dirección al Espíritu Santo para que te muestre él ¿Para qué? Te aseguro que cambiara tu manera de ver las cosas.
Ora, espera, confia.